Representacion de la Semana de Mayo en Parada Robles

Antonela Ferrari: Bastó una idea, una visión, un sueño chiquito para que ocurriera algo grande. Así fue la lógica del ayer, en ese 1810 tan lejano. Sin embargo, parece que algo quizás muy simple se mantuvo vivo año tras año y el viernes se vieron los resultados. El compartir de todos fue lo que hizo grande un festejo grande que arrancó con una idea pequeña . La risa, el abrazo, el juego, la colaboración de un brazo que terminaba en otro y comenzaba en otro y así sucesivamente armando una cadena. Por causalidad y no casualidad uno termina creyendo que no podía haber sucedido una fiesta tan humana que en otro lugar de Exaltación de la Cruz que no fuera la plaza “del Encuentro”.



Me pediste que escribiera un relato de dama antigua. Tengo que darte una mala noticia: no sé escribir como dama antigua . Pero, sí, te dejo una líneas, sinceras y humildes de dama moderna, que cree que nos merecemos más encuentros, más festejos, más unión y alegría, en tiempos donde la división política, religiosa y de otros tipos sigue siendo el gran fantasma de nuestra patria en particular, de la sociedad globalizada entera en general, que es hablar de lo mismo.


Qué bueno que es pensar que el aspecto esencial de la libertad todavía encuentra huecos por los que filtrarse llevando como bandera, la unión y el compartir. Que hacer algo solo está bueno. Hacer algo con otro al lado está muchísimo mejor. Y eso se vio en Robles. Todos los que participamos llevamos un poquito de alegría. Apostaría a que todos, cuando volvimos, trajimos un poco más a cada uno de nuestros hogares.


Y queda en la memoria colectiva a partir de esa fiesta , otro relato, otra historia, que contarán los más grandes y también los chicos. Se contará lo ocurrido en Robles quien sabe cuándo y en dónde.


Gracias por ese compartir. Gracias por ser el motor de cosas lindas. Gracias por la posibilidad de participar y reencontrarme con muchas sonrisas de gente que es tan necesaria en estos tiempos